Desde la declaración de los derechos humanos en 1948, vivimos en una sociedad que teóricamente reconoce la igualdad de las personas ante la ley, sin distinción de origen étnico, género o condición. Sin embargo, ponerlo en práctica no resulta tan sencillo, pues los cambios sociales no son inmediatos a las declaraciones y por lo tanto, las personas discriminadas históricamente requieren por ahora de políticas de apoyo para tener acceso a las mismas oportunidades. En ese contexto, es necesario buscar el desarrollo económico mediante un modelo de organización empresarial que considere la cooperación entre personas, la equidad y la generación de valor en donde se encuentre involucrada también la calidad de vida de los directa e indirectamente involucrados en el proceso.